Castro-Urdiales es de esos sitios que puedes pasar y no parar. No es que no merezca una visita. Merita quedarse varios días para el visitante que quiera empaparse un poco de un lugar mágico.

Dejo que ustedes lo descubran. Este no es el mejor lugar para hablar de sus playas, de sus rincones que destilan fascinación. De los caminos que bordean sus costas. De su castillo, y catedral. De sus callejas retorcidas. Ni tan siquiera de sus bares y restaurantes.

Tuve la oportunidad de contemplar una de esas feroces tormentas que el cine ha intentado imitar.

Encanto y seducción en estado puro.